martes, 31 de enero de 2012

Pedro y el lobo

Érase una vez un pastorcillo que vivía en un pueblo cerca del bosque.
El pastorcillo se llamaba Pedro, y todas las mañanas sacaba a pasear a su rebaño de ovejas por el campo, cerca del pueblo.
Pasaba tanto tiempo en el campo, que se aburría muchísimo, y ya no sabía que hacer para divertirse un poco y pasar el rato.
Estuvo pensando en unos cuantos juegos, y al final se decidió a divertirse a costa de los vecinos del pueblo.

Un día por la mañana, cuando Pedro pasaba cerca del pueblo, empezó a gritar: “Que viene el lobo!! El lobo!! Socorro!!
Los vecinos, alarmados al oír los gritos de Pedro, corrieron a socorrerle, pero cuando llegaron al lugar, se encontraron con Pedro riéndose a carcajadas y diciendo: “Qué tontos!! Se lo han creído!! Jajaja!“.
Los vecinos enfadados, volvieron al pueblo sin dirigirle la palabra a Pedro, porque ellos se habían preocupado por él y en realidad se trataba de una broma de mal gusto.
Al día siguiente, Pedro volvió a gritar lo mismo: “Que viene el lobo!! Socorro, mis ovejas… se las come!!“. Los vecinos del pueblo le oyeron gritar y algunos de ellos, ya no le creyeron, sin embargo otros, pensando que podía haber sido una casualidad, corrieron a ayudarle porque Pedro podría correr peligro.
Cuando llegaron a donde se encontraba Pedro, volvieron a ver la misma imagen, Pedro tronchándose de risa y gritando: “Otra vez os he engañado!! Jajaja!!

Los vecinos se fueron de vuelta muy muy enfadados, y pensaron en no volver a dirigirle la palabra a Pedro el pastor.
Al día siguiente, cuando Pedro se encontraba con las ovejas, se le acercó un lobo sigilosamente, le miró a los ojos, y empezó a comerse a sus ovejas una a una…
Pedro empezó a gritar: “Socorro!! El lobo se está comiendo mis ovejas!! Socorro!!
Los vecinos del pueblo oyeron los gritos, pero no acudió nadie a socorrerle.
Pedro se quedó solo, y el lobo se comió a casi todas las ovejas, y a las que no se comió, se las llevó para merendar.
A partir de aquel día, Pedro no volvió a mentir más, y empezó a buscar trabajo, ya que al no tener ovejas, tuvo que buscar otro empleo.
FIN

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